jueves, 28 de agosto de 2008

ATENCION!!!!!!!!!!


AMIGOS Y AMIGAS:

Conforme a los importantes avances que hemos tenido como Club deportivo, y de acuerdo al criterio de nuestros entrenadores especializados, es que hemos decidido integrar a nuestro CLUB DEPORTIVO YMCA TEMUCO a los registros de la FEDERACION CHILENA DE TRIATLON (FECHITRI), esto nos permitirá entre otras cosas participar en los campeonatos federados de nivel nacional e internacional, conforme al rendimiento de cada deportista, además de integrar el ranking nacional, medición con la cual se determinan las participaciones internacionales y tener la oportunidad de optar a becas deportivas, universitarias, sponsor, etc.

Para integrarse a FECHITRI cada Club debe cancelar un monto anual de entre 3 y 4 UTM, es por esto que la inscripción en este registro debe ser financiada en forma individual por cada deportista que desee pertenecer al deporte federado y llevar la camiseta del CLUB DEPORTIVO YMCA TEMUCO.

En razón de todo lo expuesto anteriormente, y si usted desea pertenecer a estos registros es que hasta el dia lunes 15 de septiembre de 2008, podrá inscribirse a través de un mail a leonardo_cruces@ymcatemuco.cl o en la Oficina de Deportes de YMCA Temuco, indicando su nombre completo, RUT, fecha de nacimiento, nacionalidad, estado civil, mail y teléfono.

Cabe destacar que esta inscripción es ABSOLUTAMENTE VOLUNTARIA Y NO EXCLUYENTE DE LOS GRUPOS A LOS CUALES HOY PERTENECE.
Ruego además informar a todos los compañeros de grupo y amigos del TRIATLON YMCA TEMUCO.

Esperando una buena acogida

ATTE
--
LEONARDO CRUCES BUSTAMANTE
COORDINADOR DE DEPORTES
YMCA TEMUCO

lunes, 25 de agosto de 2008

Sanción de por vida para el cubano








Fuente : Rodrigo Pineda 4.0

miércoles, 20 de agosto de 2008

El relajo de un vencedor



Usain Bolt demostrando como pegarse un trotecito en 100 m planos y de paso ganar oro olímpicos y batir el record del mundo, es impresionante

martes, 19 de agosto de 2008

Jan Frodeno, lider absoluto




Triatlon masculino en Beijing (algunas fotos)




Un resultado bastante inesperado el del aleman Jan Frodeno que se adjudicó el Oro en la cita Olímpica, ya que se tenía como gran ganador a Javier Gomez, el español lider aboluto en las copa del mundo del circuito ITU. Pero en todo caso Jan Frodeno no fue un ganador desconocido siempre se mantenía en frente en las competencias en las que participaba, lo ví por ESPN una vez rematando con Andy Potts. Es increíble lo que sucede en esta distania la velocidad que llevan estos triatletas ya que grandes maquinas llegan en lugares mas atras sin poder destacarse como lo hacen en el resto del año, demostrandonos que en estas distancia todo puede pasar, un día puedes ser primero y a la semana siguiente número 20.

El triatlón quedó en manos alemanas






El triatleta germano Jan Frodeno se adjudicó el Oro en una emocionante competencia, escoltado muy de cerca por el canadiense Simon Whitfield y el neozelandés Bevan Docherty.

El alemán Jan Frodeno, ejecutor de esprint increíble en los últimos metros, ni siquiera figuraba entre los candidatos. Parecía que se quedaba ante el ritmo impuesto por los españoles Iván Raña y Javier Gómez, quinto y cuarto, respectivamente; pero dio un vuelco a la prueba y efectuó una demostración de fuerza para dejar atrás a sus rivales.

El germano marcó un tiempo de 1:48.53. Cinco segundos más tardó Whitfield y 12 demoró Docherty, que superó en ocho a Gómez Noya y en diez más a Raña.

El británico Alistair Brownlee y el francés Federic Belaubre animaron la carrera en la primera vuelta, antes de que los triatletas comenzaran a padecer los gastos del esfuerzo realizado a continuación.

Aparecieron los primeros descolgados. El japonés Ryosuke Yakamoto alardeó de fuerzas en la segunda. Entró líder, ficticio, con sólo cuatro segundos de diferencia en relación a los candidatos.

En la vuelta siguiente figuró el belga Peter Crodes, pero después fue su compatriota Axel Zeebroek, 57 del mundo, con el mexicano Francisco Serrano, 96, y el luxemburgués Dick Bockel los que se dieron a la fuga. Fue con el permiso del grupo, que no contempló en la terna ninguna amenaza.

El pelotón emprendió con 45 segundos de retraso la última vuelta en bicicleta. El mexicano perdió el rumbo de sus compañeros de fuga mientras el grupo empezó a acelerar. Era el momento clave.

Zeebroeck y Bockel marcaron un tiempo de 1h 17:12 en la transición. Veintidós segundos después entró el mexicano. Y 45 más tarde, el pelotón.

A la hora de la verdad quedaron los verdaderos aspirantes: los dos españoles, el británico Brownlee, el australiano Courtney Atkinson, el canadiense Simon Whitfield, el neozelandés Bryan Docherty, el danés Henning y el alemán Jan Frodeno. El fuerte ritmo hizo el tramo decisivo selectivo.

A falta de dos kilómetros y medio se definió el éxito. Noya, Docherty, Frodeno y Whitfield se jugaron el triunfo en la última vuelta. Fue cuando el alemán apretó a fondo y se quedó con toda la gloria.

Principales posiciones del triatlón masculino:

.1. Jan Frodeno (ALE) 1h48:53.28
.2. Simon Whitfield (CAN) 1h48:58.47
.3. Bevan Docherty (NZL) 1h49:05.59
.4. Javier Gómez Noya (ESP) 1h49:13.92
.5. Ivan Raña (ESP) 1h49:22.03
.6. Daniel UNGER (ALE) 1h49:43.78
.7. Hunter Kemper (USA) 1h49:48.75
.8. Rasmus Henning (DIN) 1h49:57.47
.9. Igor Sysoev (RUS) 1h49:59.38
10. Frederic Belaubre (FRA) 1h50:00.30
11. Courtney Atkinson (AUS) 1h50:10.02

FUENTE:
www.sportsya.com

lunes, 18 de agosto de 2008

Triatleta Bárbara Riveros: "Este sueño se cumplió gracias a mi padre"




La deportista chilena, que fue 25° en Beijing, recordó el poco apoyo que tuvo para su preparación y admitió que piensa radicarse en Australia. "Hay que sacarse los límites de la cabeza", apuntó.

Lunes 18 de Agosto de 2008
06:41
El Mercurio Online

SANTIAGO.- Una actuación muy sólida, que la dejó en el lugar 25º de 55 competidoras, concretó en Beijing la triatleta Bárbara Riveros tras completar los 1.500 metros de natación, 40 kilómetros de ciclismo y 10 de carrera pedestre del arduo circuito chino y bajo una temperatura de más de 30 grados.

Riveros emergió del agua en el lugar 38º con un parcial de 20.21 minutos para el kilómetro y medio, a menos de un minuto de la puntera de ese tramo, la estadounidense Laura Bennet (19.49). Pudo entonces engancharse en el tercer grupo del ciclismo, donde se mantuvo igualmente entre los casilleros 35º al 37º durante los 40 kilómetros, con un acumulado de 1hr.27,26.

Sin embargo, al bajarse de la bicicleta hizo gala del tranco demoledor que la caracteriza y consiguió dar alcance a sus más cercanas, remontando 12 lugares. Concluyó 25ª con un crono de 2hr.03,42, cerrando dentro de lo programado su primera incursión olímpica.

Como explicó Bárbara Riveros tras su cometido en Beijing, "estoy muy feliz, la verdad es que corrí bastante bien. Esto me da confianza para darme cuenta de que tengo capacidades. Todavía me quedan unos Juegos Olímpicos más y hay que seguir entrenando".

"Estoy contenta y muy agradecida de que este sueño se haya cumplido gracias a mi padre, quien lamentablemente no pudo estar acá, pero la verdad es que esto es para él. Él se merecía estar acá conmigo, pero no se pudo. Sin su apoyo yo no habría llegado a los Juegos Olímpicos", señaló.

La deportista señaló que "entrenamos en un circuito simulado, parecido a éste, en Sidney. Hicimos un trabajo bastante bueno. El nivel estuvo muy alto y bueno y entonces el lugar que sacamos es una prueba de que el trabajo estuvo bien hecho. Lo más importante es tratar de sacarse los límites de la cabeza que es lo que a veces frena nuestro desarrollo".

Acerca de la carrera la triatleta analizó que, "tal vez lo más complicado fue la natación. Me siento incómoda siempre porque hay mucha gente y yo soy bastante más menuda y entonces me pegan muy fácil. Pero gracias a Dios pude salir bien del agua y tomar un buen grupo en el ciclismo".

"Estoy bastante contenta. La temperatura no me afectó mucho porque en Australia entrenamos en un laboratorio simulando 30 grados y una alta humedad y creo que los entrenamientos los sentí más fuertes que la carrera en ese sentido. La verdad es que podría haber llegado más adelante si es que el primer grupo no hubiese sacado tanta distancia en el ciclismo", apuntó.

Riveros tiene en vistas radicarse en Australia, para seguir avanzando en su deporte: "Ahora descansaré un mes y lo más probable es que me vaya a entrenar a Australia. Espero radicarme allá, quiero estudiar allá también pero lo veo difícil porque es muy caro. Pero para los objetivos que tengo si no me radico allá no los voy a alcanzar. Mi meta es estar en Londres 2012 peleando más adelante y para eso hay que trabajar muy fuerte", admitió.

Clasificación final





.1. Emma Snowsill (AUS)
.2. Vanessa Fernandes (POR)
.3. Emma Moffatt (AUS)
.4. Laura Bennett (USA)
.5. Juri Ide (JAP)
.6. Nicola Spirig (SUI)
.7. Daniela Ryf (SUI)
.8. Andrea Hewitt (NZL)
.9. Kiyomi Niwata (JAP)
10. Debbie Tanner (NZL)
11. Sarah Haskins (USA)
12. Jessica Harrison (FRA)
13. Magali di Marco (SUI)
14. Kate Allen (AUT)
15. Ricarda Lisk (ALE)
16. Sam Warriner (NZL)
17. Ai Ueda (JAP)
18. Lisa Norden (SUE)
19. Julie Swail Ertel (USA)
20. Ana Burgos (ESP)
21. Helen Tucker (GBR)
22. Erin Densham (AUS)
23. Vendula Frintova (RCH)
24. Yuliya Sapunova (UCR)
25. Barbara Riveros (CHI)
26. Christiane Pilz (ALE)
27. Tania Haiboeck (AUT)
28. Ainhoa Murua (ESP)
29. Carolyn Murray (CAN)
30. Ewa Dederko (POL)
31. Kathy Tremblay (CAN)
32. Kate Roberts (RSA)
33. Anja Dittmer (ALE)
34. Carole Peon (FRA)
35. Maria Czesnik (POL)
36. Olga Zausaylova (RUS)
37. Emma Davis (IRL)
38. Zita Livia Szabo (HUN)
39. Mariana Ohata (BRA)
40. Lin Xing (CHN)
41. Elizabeth Holst May (LUX)
42. Yi Zhang (CHN)
43. Mari Rabie (RSA)
44. Charlotte Bonin (ITA)
45. Lisa Mensink (HOL)
Sin clasificación:
. Daniela Chmet (ITA)
. Nteniz Marina Dimaki (GRE)
. So Ning Tania Mak (HKG)
. Flora Duffy (BER)
. Adriana Faviola Corona (MEX)
. Lauren Groves (CAN)
. Lenka Zemanova (RCH)
. Irina Abysova (RUS)
. Hollie Avil (GBR)
. Eva Dollinger (AUT

Hace Australia el 1-3 en Triatlón olímpico





Las oceánicas demostraron su poderío en este deporte, mientras que la mexicana Fabiola Corona abandonó la competencia


Las australianas Emma Snowsill y Emma Moffatt lograron hoy hacer el 1-3 en el triatlón femenil en los Juegos Olímpicos Beijing 2008, en tanto, la pentacampeona europea, la portuguesa Vanessa Fernandes, se tuvo que conformar con la plata.


De esta forma, Snowsill y Moffatt lograron darle a su país las medallas de oro y bronce, en las instalaciones deportivas de la especialidad en la localidad de Shinsanling, al noroeste de esta capital.

Snowsill terminó la agotadora prueba con un minuto y seis segundos de ventaja con relación al segundo lugar, la lusitana Fernandes, y con 1:28 sobre su connacional Moffatt.

La vencedora culminó con marca de 1:58.27 horas, luego de 19:51 minutos en los mil 500 metros de natación, 1:04.20 horas en los 40 kilómetros de ciclismo y 33:17 minutos en los 10 kilómetros de carrera.

Por su parte, la competidora mexicana Fabiola Corona, quien realizó su debut en una justa veraniega, no concluyó la demandante competencia, luego que sólo pudo terminar la primera especialidad.

En la natación, la mexicana logró un tiempo de 22:16 minutos para quedar en el lugar 53, mientras que en ciclismo abandonó la prueba


FUENTE: www.eluniversal.com.mx

sábado, 16 de agosto de 2008

Ironman Hawaii (continuacóm)




1980


Collins da a la ABC permiso para filmar el evento. En el evento participaron 106 hombres y 2 mujeres. Dave Scott con 26 años de edad entrenador de natación de Davis California, gana el evento con 9 horas 24 min y 33 segundos. Robin Beck gana en la división femenina con 11hrs: 21min:24s. Llegando en la general número 12. Una vez iniciado el Ironman Triathlon, otras triatlones de variadas distancias comenzaron a tomar lugar alrededor del mundo.

1981


El Ironman es ahora trasladado desde la tranquila costa de Waikiki al arido campo de lava de Kona en la gran isla de Hawaii. La organizadora del evento evita el arriesgado trafico de Honolulu. Se prohibió el requerimiento de que cada competidor proveyera su propio equipo de apoyo. En febrero 14, aproximadamente 950 voluntarios y espectadores apoyando a los 326 atletas en la carrera. John Howard, antiguamente un ciclista olímpico, gana la primera carrera en la Gran Isla con 9:38:29. Linda Sweeney, una de las 20 competidoras femeninas, gana en la división femenina con 12:00:32. Walt Stack, el más viejo competidor con 73 años, finaliza último con 26:20:00, convirtiendo el récord del más lento en finalizar el Ironman

sábado, 9 de agosto de 2008

Esto es lo que se vive en el IRONMAN de HAWAII




Ironman Hawaii 2006


Escribo mis vivencias en Hawaii. No es una simple crónica de la carrera, incluyo mis reflexiones que me ayudan a entender mejor lo que son estas carreras, a aprender de mis errores y de guardar esta experiencia para recordarla mejor en el futuro. Lo escribo, pues, para mí. Pero creo que a otros también les puede interesar, tanto para conocer un poco más el ambiente y la carrera de Hawaii, como para leer situaciones en este tipo de carreras ya que siempre aportan algo.
La carrera de este 2006 iba a ser el 21 de Octubre. Compartí viaje con Marcel Zamora, con el que hablé un par de veces en Fredericia 2005 y Niza 2006 y al que conocería en este viaje. Quedé con él en Barcelona el viernes 13, dormiría en su casa y el sábado volaríamos hacia Hawaii. El viaje resultaría de lo más accidentado, y a la postre tuvo demasiada importancia en el resultado de mi carrera. Se alargó un día más de lo debido, perdimos el enlace a Los Angeles en Londres y tuvimos que hacer noche allí. Acumulé muy poco sueño, tuvimos que madrugar tres días seguidos para coger los aviones que eran muy pronto por la mañana. El primer día, antes de volar a BCN, dormí apenas 45 minutos entre los nervios, preparativos y cosas que dejé para última hora. En casa de Marcel dormimos un par de horas ya que estuvimos charlando hasta muy tarde. Los aviones para mí son un suplicio, no me caben las piernas y tengo que hacer maravillas para no empotrarme con el asiento anterior. En Los Angeles se retrasó nuestro vuelo debido al terremoto en Hawaii y llegamos muy tarde al aeropuerto de Kona. De todas formas lo peor fue que perdieron nuestras bicis, entre cambios de compañías y de vuelos, no las podían localizar. La mía apareció casi de milagro en el aeropuerto de LA, de la de Marcel no había ni rastro. No me quiero alargar demasiado con las incidencias del viaje, pasamos aventuras para llenar tres páginas, pero para mi fue una pesadilla. Llegamos exhaustos a Kona, en un vuelo que duró 6 horas más la hora y media que tuvimos que esperar en el avión parado en pista, y no nos dieron nada de comer ni de beber. Una pena porque entre otras cosas le restó atención al momento mágico de bajar del avión y pisar por primera vez Hawaii. Aun y todo me acuerdo. El aeropuerto es muy pequeño, no hay edificios sino unas simples chabolas que hacen la función de la terminal. El avión te deja en medio de la pista y hay que ir andando hasta el exterior. Llegamos de noche, hacia las 12. Me acuerdo de la sensación única de sentir ese aire especial nada más salir del avión, cálido y húmedo, instantáneamente la piel comienza a sudar. Recuerdo ver iluminado por la luz naranja de las farolas trozos de desierto y lava, palmeras torcidas por el viento que soplaba con fuerza. Lo primero que me vino a la cabeza fueron serias dudas de si es posible terminar un ironman en esas condiciones. Luego te acostumbras.
Mi primera vuelta por la isla no la olvidaré. Mientras conducía aquel coche automático, instintivamente intentaba embragar y daba frenazos bruscos porque en vez del embrague inexistente pisaba el ancho pedal del freno, trataba de averiguar lo que se escondía tras aquella oscuridad. Trataba de ver el paisaje con el que tantas veces había soñado e imaginaba cómo sería, pero no podía ver más allá de la ancha carretera desierta iluminada por las luces anaranjadas. Lo que percibí aquella noche fueron tres peculiaridades de la isla: la tranquilidad (aunque ya no volvería a ver otro día las calles desiertas a esas horas de la madrugada, allí se vive a un ritmo diferente, mucho más pausado que el nuestro), la oscuridad cerrada de las noches y el clima cálido y húmedo que sientes que te envuelve en todo momento. Llegamos destrozados al apartamento, cenamos algunas cosas que compramos en la única gasolinera abierta y nos dormimos con el sonido de las olas que oíamos romper con fuerza. A la mañana siguiente nos despertaron los rayos de sol que atravesaban el ventanal que daba al jardín. Me encantó despertarme con aquella luminosidad, el curioso canto de los pájaros y el estruendo del mar. Me levanté desorientado pero con ganas de descubrir mi alrededor. Salí descalzo al jardín y pisé la hierba más tupida que he pisado nunca. A 20m de nuestra casa teníamos una playita preciosa abarrotada de Hawaianos cogiendo olas con sus bodyboards. El terremoto parece ser que revolvió el mar y durante una semana hubo unas olas que asustaban. Lo que separaba la playa de nuestro jardín era la carretera del famoso Alii Drive, y ya desde aquel primer instante hasta el día de la carrera era un sinparar de pasar gente entrenando. Tanto corriendo como en bici, del amanecer hasta el anochecer, tanto los grupos de edad como los mejores profesionales, todos recorríamos esa misma carretera. Una curiosidad, mientras la mayoría de los grupos de edad corrían bajo un sol abrasador del mediodía, a más de 35ºC, era al anochecer cuando salían los pros de sus escondites.
Esa primera mañana fuimos a la piscina y allí nos encontramos a Natascha Badman. Por la tarde cuando volvíamos del pueblo vi por primera vez a muchos nombres ilustres trotando por el arcén. Bueno, la verdad es que yo no reconocía a casi nadie y Marcel me decía quien era cada uno. Ahí me di cuenta de que me pasaba algo extraño, porque cuando miraba a la gente no conseguía fijar la atención. Veía a personas pero no podía centrarme en ninguna en concreto. Toda la semana fue rara en ese sentido, la mente no me funcionaba bien, me perdía constantemente y en todo momento le preguntaba a Marcel por qué calle nos teníamos que dirigir. No se lo que pensaría de mí, porque en Kona hay cuatro calles (o carreteras) contadas. No tengo mal sentido de la orientación, pero allí no podía situarme. Sólo me ha pasado algo similar en otra ocasión, el año pasado después de una carrera de distancia C, aquello creo que fue por el cansancio extremo que me dejó una semana descolocado. La situación en la que me encontraba se alejaba bastante de la ideal para afrontarme a una carrera tan exigente. Hace años recuerdo que un amigo me dijo antes de una carrera que se encontraba nervioso y que eso era una buena señal. No comprendí lo que me decía. Por aquel entonces tenía 18 años y solía afrontar con una mentalidad muy negativa las competiciones, con pensamientos que me bloqueaban y disminuían mi rendimiento. Por eso no entendía que los nervios eran positivos cuando yo lo que quería era relajarme y despejar mi mente. Pero con el tiempo he aprendido a competir y he comprendido lo que quería decir. Cuando los días previos a una carrera estoy impaciente, cuando la mente en cualquier instante que se queda a la deriva aprovecha para visualizar los momentos de la competición, entonces se que estoy preparado para dar todo lo que tengo. Para mí es muy importante que hasta la última parte de mi inconsciente esté convencida del esfuerzo al que va a ser sometido, porque de lo contrario a nada que haya una pequeña duda, el cuerpo se rinde con facilidad. Me vienen a la cabeza frases de Mark Allen que antes me sonaban extrañas, frases como “el ironman es una ventana en tu alma, si hay alguna debilidad la ves” que ahora las estoy entendiendo. La semana anterior al ironman de Hawaii, debido al extraño y frustrante comportamiento de mi cabeza, la preparación mental estaba siendo inexistente, ni cuando me despertaba por las mañanas tenía la sensación de haber soñado lo más mínimo con la carrera. Ahora cuando casi ha pasado un mes, lo achaco a la falta de sueño del viaje. La semana posterior a la carrera comencé a recuperarlo durmiendo una media de 12 horas al día.
El primer día a la tarde salí a rodar un poco en bici. El sol pegaba que daba gusto y el viento… ¡qué era aquello! A la ida fui rápido pero notaba que el viento me molestaba y me frenaba bastante, no sabía si lo tenía de frente o qué pasaba. Cuando me di la vuelta no había la más mínima duda, casi no podía avanzar. Ocurre algo extraño, parece que entras en un remolino y que el viento siempre sopla en tu contra. No hay ráfagas, es un muro constante. Los campos de lava me impresionaron, hay veces que parece que baja un río negro enorme de las montañas y te va a llevar por delante. Un contraste precioso ver cómo las lenguas negras descienden y desaparecen bajo un mar de colores azul, verde, turquesas intensos.
Físicamente no me notaba bien, así que rodé despacio, a mi ritmo. No es fácil porque constantemente te pasa gente, incluso mujeres, y a eso no estoy acostumbrado. Esperaba que fuese algo pasajero, pero las malas sensaciones me acompañaron toda la semana. Por cierto, cuidado con los conductores yankees porque a nada que te despistes te llevan por delante. Los primeros y últimos kilómetros por la Alii Drive eran prácticamente un suicidio. La mentalidad de los americanos merece un estudio. Te pasan rozando con sus gigantes todoterrenos, nunca pisarán la línea central para adelantarte con tranquilidad. No les digas nada, son capaces de bajarse del coche y darte una paliza, a punto estuvieron algunos conocidos de recibirla. Si vas en bici al anochecer te dan el sermón de que te puedes matar. Si cruzas la calle por donde no hay un paso de cebra te linchan, o poco menos. Es lo que han aprendido de pequeños de lo que está bien o mal y no les lleves la contraria. En todo lo demás hacen lo que les sale de los cojones. En moto van todos sin casco. Los policías cada uno se compra su coche, les ponen un pirulo azul y a patrullar por ahí. ¿Un Mustang rojo coche de policía? No problem. ¿Un pick-up enorme? Oh yeah.
La noche del primer día, el lunes, le llegó la bici perdida a Marcel. Lo pasó muy mal. El problema no era que llegase tarde, era que no la localizaba y la daban por perdida. Él sentía que toda la preparación, todos esos meses pensando en la carrera, podía irse abajo. Hubo muchas llamadas, muchos mails y mucha tensión hasta que por fin se localizó la maleta. Yo tampoco lo pasé muy bien. En parte creo que me perjudicó haber ido con Marcel, lo que no quiere decir que me arrepienta lo más mínimo de ello. Me alegro de haber compartido viaje con él, es una de esas personas que merece la pena conocer, muy buen tío. Convivir antes de una carrera con una persona que levanta grandes expectativas para hacer algo grande en la misma hacía que desviase parte de mi atención hacia él. Entre tantas entrevistas con la prensa, llamadas de la gente, mensajes y comentarios que recibía, muchas veces pensaba más en su carrera que en la mía propia.
El segundo día fuimos a recoger los dorsales. Empezaríamos a sentir el trato del los voluntarios que es de lo mejor de la carrera. Te tratan con un cariño especial. Para recoger los dorsales pasas por unos puestos donde anotan algunos datos, te pesan, luego entras en una gran sala llena de gente y esperas hasta que llegue tu turno. Un voluntario te entrega la bolsa pre-competición y te explica uno a uno los detalles de lo que es cada cosa y lo que tienes que hacer antes y en la carrera.
Después nos fuimos a la feria. Con todo mi desbarajuste mental no me enteré de muchas cosas ni vi a las figuras que había por allí. Los únicos fueron Mark Allen y Faris Al-Sultan a los que Marcel conocía y estuvo hablando un rato con ellos. Antes de pasar por allí habíamos estado nadando en una playa preciosa. Qué sorpresa cuando nada más entrar me topé con una tortuga. Así es aquello, hay que andar con cuidado porque sino tropiezas con tortugas de un metro. Nadar con ellas es toda una experiencia, como lo es acariciar alguno de los miles de peces exóticos que hay en el fondo submarino.
Más tarde fuimos a rodar en bici, unas tres horas, y me di cuenta de tres cosas: una, el circuito no es nada llano, son constantes ondulaciones arriba y abajo, un recorrido de fuerza de los que me gustan (la verdad es que casi todos los circuitos de bici me gustan). Dos, el sol pegaba tan fuerte que atravesaba la crema protectora y te quemaba la piel. Tres, seguía sin encontrar buenas sensaciones.
Toda la semana transcurrió de un modo similar. Nos levantábamos pronto, nos acostábamos pronto, entrenábamos un poco y por lo demás intentábamos estar tranquilos. Un anochecer en el parking de una playa nos topamos con Wendy Ingraham, estaba montada en una Vespa y dudamos un buen rato de si era ella o no hasta que nos saludó. Otro día corriendo nos cruzamos con Desiree Ficker, pedazo de rubia y por cierto muy simpática.
La víspera de la carrera, cuando hay que dejar las bolsas y la bicicleta en boxes, es otro de los momentos especiales. Los representantes de las marcas más importantes están allí, reconociendo atletas que corren con su material y repartiendo entre ellos camisetas, gorras y más cosas. En el pasillo de entrada, mientras te inspeccionan el material y te colocan la pegatina IM de aprobado, vas oyendo cómo enumeran las distintas partes de tu bicicleta a medida que avanzas. Cuadro, sillín, ruedas, sistemas de medición… todo queda registrado y formará parte de estadísticas de revistas especializadas. Cuando terminas de avanzar por el pasillo, a la misma entrada de boxes, te espera un voluntario que te guía personalmente hasta la plaza que corresponde a tu bici y a las dos carpas donde colgar las bolsas, la de las cosas necesarias para el parcial ciclista y la de correr. Desde el momento que pisé aquella alfombra verde, sabía que estaba siendo parte de lo que hasta el año previo podía ver en fotos, videos y soñaba con vivirlo en alguna ocasión.
Para mí la semana anterior a una carrera importante es la peor de todas. No se puede ganar nada, lo único que puedes hacer es cagarla. Si entrenas demasiado porque llegas cansado (en carreras más cortas eso realmente no importa mucho) y si descansas demasiado es todavía peor. A mí por lo menos eso me pasa, si descanso más de lo debido me encuentro pesado, torpe y sin fuerza el día de la carrera. Lo que mejor me funciona es bajar el volumen dos semanas antes, descansar bien, y la semana previa a la carrera volver a entrenar fuerte. Lo sabía y lo he vuelto a comprobar. La semana previa a Niza, el martes, había hecho 40 series de 400m en la pista de atletismo, a 1´25” descansando 30 segundos. Dos días antes nadé 3000m e hice tres horas de bici. La víspera 2h de bici y 30’ de carrera. El día de la carrera me encontré muy bien. Pero en Hawaii, sintiéndome como me sentía, agotado del viaje, ¿qué podía hacer? Si entrenaba poco con mucha probabilidad no iba a encontrar un buen día en la carrera, pero si entrenaba lo que tenía planificado lo único que haría sería aumentar mi fatiga. Además Marcel y los otros con los que hablaba, Eneko, Pontano… la semana previa apenas entrenan. Con la experiencia y los resultados que obtienen dudaba lo de lo que tenía que hacer. Pero cada uno es un mundo. Aun y todo creo que hice lo correcto dada la situación, descansar, aunque no lo ideal. Intentaba pensar que había entenado bien, mejor que nunca, intentaba repasar los días mágicos que había tenido entrenado, pero entre otros muchos, tengo un defecto, tengo muy mala memoria. Si bajo el ritmo de los entrenamientos un par de días, aunque esté entrenando como un salvaje, pienso, siento, que no estoy entrenando. En el caso de Hawaii tres semanas antes me empezó una tendinitis en el pie, una semana de tratamiento con el fisioterapeuta, después una infiltración de corticoides, total estuve dos semanas sin correr. La semana de descarga (suerte que me coincidía con el reposo obligado por la infiltración) antes de coger el avión más la semana de Hawaii… tenía la sensación de que llevaba meses sin entrenar. Intentaba rememorar los entrenamientos como aquel día que nadé 4000m, hice 225km de bici y 15km de carrera, o el día de los 300km, o de cuando corrí 3h10’ a la mañana cuya parte central fue una carrera de 10km en 34’59” y a la tarde hice 1h30’ de bici y otros 30’ de carrera. Pero no me convencía del todo. Y así llego el día de la carrera.
Dormí bien, demasiado bien. Aun y todo pude darme cuenta durante la noche que había estado lloviendo a gusto. Cuando nos despertamos a las cuatro lo primero que hice fue salir al jardín y comprobar que el cielo volvía a estar despejado y que ya desde aquel instante el calor nos acompañaría durante el largo día. Llegamos pronto al lugar de la salida, nos marcaron brazos y piernas con nuestros números y fuimos a entregar las bolsas de comida para que nos las entregaran durante el recorrido. El gentío en boxes era impresionante. El lugar es muy justo para que quepamos 1700 personas, hinchando las ruedas y haciendo los últimos preparativos. Me escapé de allí y me senté en un lugar tranquilo cerca de la playa, intentado centrarme en lo que tenía por delante. Todavía no había amanecido pero poco a poco la noche se iba haciendo menos cerrada. En todo momento se escuchaba por megafonía la inconfundible voz de locutor más famoso del ironman con el sonido de los tambores hawaiianos al fondo. Media hora antes del inicio de la prueba bajé a la playa, la famosa Dig Me Beach. Allí estaban todavía algunos pros, cuya carrera comenzaba 15 minutos antes que la nuestra, entre ellos Normann Stadler apartado en una esquina cantando el Thunderstruck de ACDC que sonaba por los altavoces. Me encontré con Marcel y nos deseamos suerte.
Mientras esperaba el momento de entrar al agua apareció Dick Hoyt con su hijo tetraplégico, o más bien vegetal, en brazos y su barca hinchable. Es increíble que se pueda hacer la carrera tirando de una barca, llevando semejante peso extra en bici y correr empujando una silla de ruedas. Por cierto, al tío le han hecho una bicicleta especial los de Cannondale que debe ser la marca de los desamparados. Sarah Reinertsen, la chica que terminó el ironman 2005 con una pierna ortopédica, es una superestrella de la firma. Escuché el himno americano desde el agua y acto seguido el cañonazo que daba la salida a los profesionales. Ya se sabe que en Estados Unidos sin su himno no se celebra nada, sea la final de la Superbowl o un campeonato del mundo con representación de varias decenas de naciones, todos tenemos que escuchar lo que se supone que es el símbolo de una grandeza y justicia superior. Volviendo al tema, allí estaba en el agua 25 minutos antes de la salida que, sumando al tiempo que tardaría en cubrir la distancia, resultaría una hora y media. Suerte que la temperatura del agua es agradable. Pero si se quiere conseguir una buena posición en la salida entre los 1500 participantes de grupos de edad es lo que hay que hacer. Otro momento mágico; estar en la primera línea de salida, con los jueces sobre tablas de surf rozándote la cabeza deslizándose adelante y atrás intentando mantener la formación. Mirar atrás, a los lados y ver tanta gente. La megafonía, los ritmos hawaiianos, el todoterreno Ford flotando sobre la plataforma hinchable, la publicidad, el entorno, toda la energía que se percibía, y sentirte parte de algo especial.
Con el cañonazo comienza la batalla. La natación más complicada que he hecho nunca, golpes sin cesar, gente que te encierra por los lados, por detrás se te echan encima, el de delante bate los pies en tu cara (la persona que describió que es como sentirte dentro de una lavadora en marcha lo acertó de lleno), es imposible encontrar tu sitio. Lo que en un triatlón normal dura 100m allí, en mi caso, fueron 700 hasta encontrar un hueco donde poder respirar y relajarme un mínimo, aunque nunca dejas de recibir golpes. La verdad es que la natación se me hizo larga, el catamarán donde se gira parecía no llegar. Dos días antes había hecho el circuito y tardé 10 minutos más en volver que en ir. No era tan fuerte la corriente el día de la carrera pero se hizo notar. De todas formas nadé bastante a gusto, sin traje de neopreno disfruto más… hasta que al salir del agua miré el reloj: 1h03’¿¡!!? Primer susto del día. Luego resultó que no nadé tan mal, los primeros tardarían 5 minutos más de lo normal. Una transición rápida y a la bici a rodar como un poseso. Los primeros kilómetros son bonitos, ideales para remontar algunos puestos. Se hace un pequeño bucle por el pueblo, con un par de kilómetros en la Kuakini highway que pica constantemente para arriba. En los 5 primeros Km. pasaría cerca de 100 personas. Al salir de Kona, coronando Palani Road, justo al tomar la Queen Kaahumanu highway, la Queen K, se me salió la cadena cuando cambiaba de plato pequeño al grande. No acertaba a meterlo con el desviador, perdía inercia y justo cuando me tenía que parar una mano amiga de otro triatleta me ayudó. La cadena ser resistía a entrar en sus sitio y el tío me seguía empujando, no 10 metros, ni 20, sino unos 200. Me estaba poniendo nervioso, más que nada por él que estaba perdiendo tiempo por ayudarme hasta que finalmente entró. Mil gracias. Yo no hubiese hecho lo mismo por otro, un empujón y se acabo. Que egoísta ¿verdad?

A partir del Km. 15 las cosas se estabilizaron. Me di cuenta de que en Hawaii es imposible rodar sólo y automáticamente me encontré en un grupo de unas 20 personas. Una cosa, allí nadie va a rueda, los jueces son tan estrictos que el que lo haga con toda seguridad no llegará a meta. Se ven grupos, hay un momento que en vez de grupos es una hilera constante de gente, pero se respetan los 7 metros que hay que guardar respecto a la persona que te precede. Lo que no me gustó en absoluto fue la regla de los 20 segundos para realizar un adelantamiento. Implica que tienes que aumentar considerablemente tu ritmo cuando quieres pasar a alguien y al ir remontando posiciones se convierte en un suplicio. Eso sumado a que cuando alguien te adelanta tienes que dejar de pedalear para guardar la distancia, entonces te pasa otro y otro y otro… Así anduve todo el rato, encabezando el grupo por momentos e instante después a cola. A la ida disfruté con el recorrido aunque no iba muy cómodo, la primera mitad trascurre por los campos de lava, con constante toboganes. En la segunda parte el paisaje es más herboso, se ven árboles y hay algunas subidas mantenidas donde incluso hay que quitar el plato. Si a esto se le añade el viento en contra y calor la cosa se endurece bastante.
El punto clave del día para mí fue el punto de giro en Hawi. Empezó a juntarse bastante tráfico, estábamos cogiendo a algunos pros rezagados, un par de grupos de los primeros grupos de edad y el gran pelotón de las primeras chicas profesionales. En ese punto es donde nos tenían que entregar nuestra bolsa de comida, la que habíamos entregado antes de la salida, pero entre tanto caos la mía no apareció. Se vio de todo, gente que daba la vuelta y circulaba en dirección contraria, gritos, insultos… y yo sin los alimentos a los que mi cuerpo está acostumbrado. La verdad es que no me puse nada nervioso, me limité a pedalear aprovechado el terreno descendente y el viento que soplaba a favor para mover el 55x11 que llevaba. Decisión acertada la del desarrollo porque en seguida descolgué al grupo, les faltaba desarrollo para poder rodar tan rápido. Me empezaba a sentir cómodo cuando justo al entrar en la Queen K y los campos de lava me encontré con el gran tapón. Un grupo enorme, donde rodaban las primeras mujeres y tres jueces en sus respectivas motos, hacía imposible seguir avanzando. Lo intenté pero enseguida un juez me empezó a gritar, estaba circulando demasiado tiempo por la izquierda y me iba a sancionar. ¿Qué se puede hacer cuando rueda un grupo de unas 50 personas manteniendo entre ellos las distancias al límite de la legalidad? Si dos personas van a 7 metros una de la otra en cuanto te metas entre ellas automáticamente estás a menos distancia de la legal. Los jueces son inflexibles y sabes que te van a sancionar. Vi bastantes tarjetas por dicha razón. Realmente la única opción que tenía era rodar tras el grupo, que iba tan despacio. Sin exagerar, parecía un atasco en la autopista., hubo varios momentos en los que teníamos que frenar porque nos comíamos al de adelante, y otros muchos ratos sin pedalear. Poco a poco llegaba gente a la que había pasado kilómetros atrás, es muy frustrante. Intenté tranquilizarme, comer lo que todavía me quedaba en los bolsillos y bebiendo lo que me dieran en los avituallamientos, preferiblemente agua, hasta que en una ocasión lo único que acerté a coger fue una botella de Gatorade. No se por qué fue, porque no estoy acostumbrado a esa bebida o porque estaba demasiado fría, helada. O por las dos razones. Lo cierto es que en cuanto lo probé noté que había tragado una bomba para mí estómago. Aquí termino mi carrera. RIP. Requiem in pacem.
Me invadían pensamientos negativos, amargado por ir tan despacio detrás de aquel grupo, pensando en que no podría correr con semejante dolor de estomago. Dejé de comer, bebía lo justo para ver si mejoraba. A la vuelta perdí 10 minutos respecto al ritmo que llevaba a la ida, a pesar del terreno favorable. Hice 4h54’, rodamos rápido, pero hubiese podido hacer mucho mejor tiempo. Por cierto, ya que últimamente se discuten las mediciones de los circuitos, el de Hawaii tiene 182.5km. Hice una media de 242W, en la primera mitad 265W y en la segunda 220 con los 50km finales por debajo de 200. Así llegué a boxes a correr la segunda maratón de mi vida. Nada más dejar la bici y mientras corría por la alfombra que rodea los boxes para llegar a la tienda de transición me dio un calambre en el estómago y supe que no podría correr. Me puse las zapatillas y comencé suave, pero tenía metido en la cabeza que me pararía y me paré. Más o menos en el Km. 6. Cuando las cosas van bien todas las dificultades se superan, pero cuando no los pensamientos negativos te inundan y es fácil rendirse. Yo me rendí. Ahora pienso que quizás hubiese podido seguir, ignorar el dolor, superar aquel momento. Hay veces que si aguantas esos malos ratos de repente todo cambia radicalmente y te encuentras de maravilla. Creo que menosprecié la distancia. En Niza fui con temor todo el rato, tenía mucho respeto por la carrera. En Hawaii, en cambio, entrené tanto, me encontraba tan bien que creía que iba a ser fácil. No es así, hay que estar dispuesto a morir si hace falta. Esa idea tiene que estar bien metida en el subconsciente. Eso sí, me rendí porque no quería seguir sufriendo más, pero en ningún momento pensé en retirarme. Me lo tomé con otra filosofía. Y por momentos incluso me lo pasé bien. Al pasar por delante de nuestra casa me metí en el jardín y me di una buena ducha con la manguera que teníamos allí. Unos hawaiianos que estaban viendo la carrera me ofrecieron un coco con una pajita y tomé un sorbo. Llegando otra vez al pueblo, mientras caminaba, escuche la voz de una mujer que me preguntaba qué me pasaba. Era Wendy Ingraham, que también iba caminando. Me dijo que no había entrenado, que decidió ese martes que participaría. Fuimos hablando un rato y apareció Lori Bowden. Tampoco era su día. Me uní a ellas y fuimos trotando tranquilamente. Los primeros 15km son ida y vuelta por Alii Drive, se vuelve a pasar cerca de meta, subes Palani Road y entras en la Queen K dirección al aeropuerto y la Energy Lab. Al pasar por el pueblo, con los ánimos de la gente, volví a correr otra vez. Les dije adiós a mis dos acompañantes y me fui para adelante. No aguantaría mucho. Llevaba tiempo sin comer, sin beber y comencé a sentir hambre, un vacío terrible en el estómago, junto con frió y escalofríos en la piel. Estaba deshidratado y con gran necesidad de comer. Me paré en un avituallamiento sobre el Km. 16, encontré un paquete de galletas saladas que sería de algún voluntario y una botella de agua de 1’5 litros o algo similar porque con el lío de los galones es imposible saberlo. Me limité a caminar hasta el siguiente avituallamiento mientras bebía y tragaba las galletas. Fue cuando me crucé con los primeros. Escuché por megafonía que Stadler llevaba dos minutos a McCormack. Cuando le vi iba tan despacio que pensé que le pillaba seguro. Pero cuando me crucé con Maca tuve serías dudas de si sería capaz de hacer esos 3 Km. finales, se había vaciado completamente. Animé a Eneko, que grande, a Pontano que decía que iba muerto y a Marcel, no tenía muy buena cara. Me volvieron a pasar Ingraham y Bowden, me tomaron un poco el pelo y les dije que les adelantaría otra vez dentro de poco. En el siguiente avituallamiento tomé un gran puñado de Fig Newtons y continué caminando hasta que me di cuenta que me encontraba mejor. Comencé a trotar y al entrar en la Energy Lab, esa sauna que comienza en el Km. 27, 2 Km. de ida en bajada y otros dos de vuelta en subida, volví a correr. Me encontraba bien y por primera vez en toda la maratón adelantaba a gente, no a uno, ni a dos, sino a decenas, calculo que pasé a unos 300. Hice esos últimos 15km en 1h07’, ya podía haber ido a ese ritmo toda la carrera. A mis amigas las pasé al salir de la Energy Lab. Corriendo por el arcén de aquella ancha carretera abierta al tráfico, por donde algunos todavía seguían pedaleando para terminar su parcial ciclista, llegué al pueblo, al paseo por la orilla del mar y al pasillo final abarrotado de público que conducía a meta.
No me acuerdo muy bien de lo que sentí, una mezcla de tristeza por no haber dado lo mejor de mí y la alegría de terminar esa carrera mítica. Vi la pantalla gigante de meta, me vi a mi mismo y me acordé de las noches que pasaba cada año siguiendo esta carrera por el ordenador, y sentí la cercanía de los familiares, amigos, que me estaban viendo en ese momento cruzar la línea de meta. Por un momento sentí que estaba con ellos.
Tras la carrera estuve hablando con la gente, devorando trozos de pizza, helados a pares… pero realmente estaba triste. Había hecho 9h53’ con una maratón en la que sólo corrí los últimos 15km. No quiero hacer suposiciones de lo que hubiese hecho teniendo un buen día, pero sé que era capaz de hacer algo grande. Creo que me precipité en la decisión de ir a Hawaii, me faltaba experiencia. Pero he aprendido mucho, muchísimo más que de cualquier otra carrera y sobretodo que de Niza. Hawaii es una carrera que, por su historia y por todo lo que significa, todo triatleta debería vivir una vez en la vida. Pero no es una carrera bonita para correr, no la correría todos los años aun teniendo la oportunidad de hacerlo. Hay gente que critica el recorrido, dicen que es feo. A mí me gustó, Hawaii es así y punto. Lo que no me gustó fue el estrés de la carrera, en ningún momento vas sólo, es difícil hacer tu carrera y escucharte a ti mismo. Se aleja mucho de la esencia de las carreras de larga distancia, de esa soledad del corredor de fondo.
De todas formas tiene momentos muy emotivos. Después de ir a casa, de ducharnos, de comer una gran hamburguesa en un restaurante, volvimos a meta para ver llegar a los últimos, esos que horas antes habíamos visto desaparecer en la oscuridad camino al aeropuerto, en su lucha por completar el recorrido antes de medianoche. Fue uno de los momentos más bonitos y emocionantes. Así termino aquel día, un día en el que tantas historias surgirían en cada uno de los 1700 participantes, algunas alegres, otras tristes, la mayoría una mezcla de las dos. Ya conocéis parte de la mía, la culminación no del todo satisfactoria. Pero mi historia la forman todos esos meses en los que he disfrutado más que nunca del deporte, de la evolución de mi cuerpo y de cómo he sido capaz de realizar cosas que hasta ahora eran impensables. He disfrutado de muchos momentos entrenando, de unos paisajes preciosos, de unos amaneceres inolvidables, y de muchas amistades que me han acompañado en el camino. La carrera me derrotó, pero ahora soy mucho más fuerte.

Egoitz Zalakain

2006/11/28

viernes, 8 de agosto de 2008

Campeonato mundial de Triatlon




Para conocer acerca de la historia verdadera acerca de quienes fueron los ganadores de cada año del campeonato mundial de Triatlon celebrado todos los años en la gran isla de Hawaii, es que podrán ver año tras año que fue lo que sucedió.

1978

Durante la ceremonia de premios en Hawaii, un debate sucedió entre que competidores eran los más preparados , si nadadores, corredores o ciclistas. Uno de los participantes el comandante de la armada John Collins y su esposa Judy propusieron combinar las tres carreras existentes juntas. A ser completadas en sucesión: la Waikiki Roughwater Swim (2.4 miles/4km), la Around-Oahu Bike Race de ciclismo (112 miles/180km originalmente 2 días de evento) y el marathon de Honolulu (26.2 miles/42,195). "Quienquiera que terminará primero sería llamado IRONMAN" dijo Collins. 15 hombres participaron en el evento inicial en febrero 18 de 1978, de los 15 sólo 12 completaron la carrera, siendo el primer Ironman, Gordon Haller. El ganó con un tiempo de: 11 horas 46 minutos y 58 segundo.


1979


Oralmente se produjo el interés de adicionales participantes. Por las malas condiciones climáticas se decide posponer la carrera por un día, cuando finalmente el sonido de la pistola solo 15 competidores toman el desafío. De San Diego, Tom Warren, 35, gana con 11 horas, 15 minutos y 56 segundos. La primera mujer de hierro, Lyn Lemaire, una campeona de cilismo de Boston cruzó en quinto lugar

miércoles, 6 de agosto de 2008

Motivación para los que buscan el IRONMAN



Diario de Marino Orlandi

IRONMAN LANZAROTE 25 MAYO 2002
Son las tres de la mañana del sábado 25 de mayo. Aunque me he acostado a las 11:00 p.m., no sé muy bien si he dormido o no; sólo sé que tengo los ojos como platos y me falta una hora para levantarme como tenía previsto. Como puedo, paso el tiempo y suena por fin el despertador. Son las 4:00 a.m. y para mi “empieza el espectáculo”. Sólo pienso en positivo y hacia delante, hago mi gimnasia matutina. Me juegan malas pasadas los nervios cada cinco o seis minutos, con cosquilleos en la barriga y la garganta seca. Desayuno copioso que me prepara Marisa (no había dormido en toda la noche, cosas de ella...) y hago los últimos preparativos de casa; ya pocos, pues todo quedó listo el día anterior, aunque eso es otra historia; lo pasé peor el jueves y el viernes, que ahora por la mañana.

5:15 a.m., salimos para Puerto del Carmen, bien desayunado, hidratado y con un montón de energía acumulada.

El viaje hasta allí fue infernal, todo se me venía a la mente, pero al mismo tiempo, intentaba quitármelo y pensar en otra cosa, sobre todo en las canciones de la radio, que eran malas pero no importaba... No dije una sola palabra y creo que mi corazón estaba a mas de 140 pulsaciones, lo cual era bueno.

6:00 a.m. Entro por fin en el recinto y no dejan pasar a Marisa..., Es cuando me doy cuenta de que ya no hay marcha atrás, sólo pueden entrar los triatletas, por lo tanto es verdad, no estoy soñando, ya estoy aquí; lo primero, ir al baño. La cola era enorme, pero me espero con paciencia mientras sólo oigo conversaciones en diferentes idiomas, de uno que ya lo había hecho, de otro que le pasó esto y lo otro. Todos se desean suerte unos a otros (eso te pone mas nervioso, la suerte es para la lotería y yo necesito otra cosa...). Por fin llego y acto seguido paso al barracón para vestirme con el traje de agua, un último vistazo a la bicicleta para disimular los nervios, y comienza el ritual para la natación. Me concentro bien y sólo pienso en nadar, lo demás ya vendrá. Mucha vaselina en las axilas, en el cuello, en las ingles, por todos lados. Me enfundo el traje, me ayudan a abrocharlo por detrás y salgo para la playa.

Ya piso la arena y una adrenalina salida de la nada se apodera de mi y de mi corazón, solo se ven personas de negro con gorros rojos (los extranjeros) y blancos (los españoles), muchos delante de mi en esa arena, pienso en el tiempo que queda para la salida y se te hace eterno, la mente en blanco sin querer pensar nada. Cuando de repente suena una sirena como la de las fábricas, y una marabunda se empieza a mover hacia delante, hacia el mar y piensas pero ¿dónde van? No puede ser...!Ya empezamos!, y efectivamente, comienza la prueba. Andando te diriges hacia la orilla, limpias las gafas, te santiaguas y ... ¡!!Al agua!!!.

Al principio con mucho cuidado, intentas hacer un sitio para ti, pero te van empujando, dándote en los pies con las manos, en las manos con los pies, patadas en la cara y decides girar un poco y salirte hacia fuera aunque tengas que hacer algunos metros de mas. Una vez despejado levantas la cabeza para ver las boyas, pero no las ves, ni boyas ni nada, sólo gorros, mucha espuma y un pelotón delante de ti, piensas que si esos están ahí, es que vas por buen camino. Es mas cómodo mirar por debajo del agua, ver los pies de alguno y seguirlo, rezando para que no se desvíe y hagas el doble de metros. Coges un ritmo de respiración y tratas de mantener una técnica ya experimentada en la piscina durante todas las horas que has nadado antes.

Poco a poco se va viendo la primera boya amarilla, pero muy pequeña aunque tiene mas de dos metros de altura. Al llegar hay un pequeño embotellamiento y de nuevo tienes que pasar como puedes, aguantando algún codazo y alguna que otra patada, además de las tu das, claro... te da pena, pero no hay tiempo para pararse a pedir perdón, ni “sorry” ni nada.

Mientras nadas, miras el fondo a ver si ves algún pececillo y, cuando lo ves, te da un poco de envidia y te gustaría ser como él, aunque sea un lenguado...

Pronto se ve la arena y parece que llegas a la primera vuelta, ¡1.900 metros hechos!. Bueno, sales del agua, corres un poco por la alfombra que nos ponen y vuelves a empezar. Voy muy bien porque en un momento miro hacia atrás y veo que el agua todavía hierve, así que ¡hacia delante!. Sólo quedaba una vuelta y la natación pasaría a la historia. La segunda vuelta fui mas rápido, pude orientarme mejor con las boyas y seguir un camino previsto sin desviarme mucho porque ya no había tanta gente nadando a la vez.

Voy bien, estoy hasta contento y poco a poco pasan las boyas, se empieza a ver otra vez la arena y... ¡parece que voy a terminar!.Llego a la orilla y a correr, la alfombra de esparto viene bien y mientras subes por ella te vas quitando el traje de goma para pasar por las duchas y endulzarte un poco. Ahora toca secarse bien y vestirse de bici, tu cabeza ya no piensa en al agua y te repites una y otra vez que no has hecho nada, que estas tan fresco como al principio y que la carrera comienza ahora. ¡Vamos! La transición se hace muy larga, el traje no sale bien y la camiseta no entra, con paciencia me visto mientras unas niñas me embadurnan de crema para el sol, viene muy bien, y, por fin, estas vestido de ciclista, coges tu casco, las gafas y los guantes y corres a por tu bici. Te cuesta llegar pero llegas, la coges y sales corriendo sin montarte porque está prohibido hasta que se sale de la línea de meta. Ya estoy encima, total sólo me quedan 180 Kmts., una vueltecita a la isla... Pienso que no hay prisa, que hay que pedalear y que no me pueden doler las piernas por ahora, que tengo que dosificarme. En ese momento sólo tengo en la cabeza el recorrido, me lo sé muy bien, bueno, es toda la isla y, aunque por partes, ya lo hecho antes, así que no tiene por que haber problemas. Lo mejor es que en ese momento, al salir con la bici veo a Marisa y a Eduardo que me dan ánimos y me dicen lo bien que lo he hecho en el agua, me lo creo y salgo mas tranquilo pensando que detrás todavía hay mucha gente.

Los primeros kilómetros son suaves y, con un desarrollo adecuado, los voy haciendo sin pensar mucho, sólo en cada metro que voy dejando atrás. La carrera es larga y podría describir cada centímetro, pero se haría muy pesado, así que cuento lo mejor y lo peor. Lo mejor , la primera vez que veo a Marisa con Rocío en el coche y me dice que voy fenomenal y muy adelantado en la bici. Confío en lo que me dice y me da ánimo; fue adelantándome y parándose para verme pasar cada 20 ó 30 Kmts., eso estaba muy bien y me ayudaba a seguir para afrontar Los Valles , Las Nieves y el Mirador del Rio . Era el punto mas alto de la carrera y con la subida mas pronunciada. Llego entonces a la primera subida fuerte que es el paso por Parque Nacional de Timanfaya y la primera prueba para ver cómo iba en escalada. Voy bien, muy confiado, sin dolor y viendo una fila de ciclistas delante de mí al mismo ritmo. No podía ir mal y además me doy cuenta de que voy alcanzando a muchos y pasándolos. De repente me digo que no debo emocionarme, que queda mucho todavía y aflojo un poco. Veo a Pedro Gil que me anima justo al final de la primera subida, donde los camellos, otra vez creo lo que me dice,(que me lo creía todo vamos....), que voy con un buen crono.

Salimos para Tinajo, La Santa y Famara, Marisa me espera en varios puntos, a veces no me doy cuenta cuando me adelanta y luego la vuelvo a ver delante de mí animándome.

Después hacia la villa de Teguise y voy preparándome mentalmente para lo mas duro. Por otro lado sentía una excitación enorme al llegar a Los Valles y subirlos de una vez. Todos los entrenamientos han estado basados en esa subida y la había hecho muchas veces, pero nunca después de 100 Kmts. que eran los que llevaba en ese momento. Sin embargo, pasado Teguise, en la base de la montaña me parecía que la carrera empezaba ahora y ¡tanto había esperado este momento! Que iba disfrutando y, cuanto mas dura se hacía la subida, mejor me encontraba. Me pongo de pie y aguanto el ritmo, ahora sé que puedo llegar, el Mirador del Río estaba a la vuelta, faltaban mas de 20 Kmts. de subidas y bajadas todavía, pero yo lo veía cerca.

En la subida mas dura, la cuesta del parque Eólico con el viento en contra, me encuentro con unos amigos ingleses y con José Manuel Naranjo, un antiguo camarero del hotel, que me dan ánimos y les sorprende verme tan entero,(de nuevo me creo lo que me dicen, pero esta vez sí lo notaba), estaba feliz, estaba vivo, estaba en la carrera, ¡!!!Esto era el IRONMAN!!!.

Tenía que seguir con esa actitud, aunque las piernas ya empezaban a quejarse algo, la rodilla izquierda y el talón derecho empezaban a darme la lata, por lo que aflojo el ritmo, pues el Mirador, que estaba cerca, parecía que se lo habían llevado mas lejos...

Dos rampas fuertes quedaban ante mí, la de Guínate y la de Yé al Mirador, sólo dos y ya está. Luego bajada y viento a favor, parece que lo puedo conseguir (pensaba sólo en la bici, parecía que se me había olvidado el maratón).

Consigo subir Guinate donde adelanto a varios, pero de nuevo tengo que concentrarme para no emocionarme con los adelantamientos. Estaba visto que subía mejor que algunos. Vuelvo a mi ritmo y ya sólo me queda la cuesta de Yé hasta el Mirador, muy dura, pero un magnífico cuadro con la isla de La Graciosa y toda la costa a la vista. La miro un rato para desconectar pero sin muchas ganas de contemplar el paisaje. Por fin llego al Mirador del Río, donde un juez nos toma nota del número. Es la marca de los 120 Kms.¡¡Vamos!!, ya solo me quedan 60 Kmts. con el viento a favor y, por supuesto, ningún otro puerto fuerte. Cojo entonces la comida que me habían dado en Las Nieves y, para variar de los geles energéticos que fui tomando cada hora exacta de reloj, me tomé un higo seco y dos brownies de chocolate que me había hecho Ana, la mujer de Jürgen, el día antes. El resto de la carrera fue bien, ya iba mas concentrado en poder acabarla en condiciones porque cada vez pensaba mas en la maratón que me esperaba y aún quedaba bastante trayecto de bici, con algunas cuestas; era el momento de tomarlo con calma y no pensar que la carrera había terminado. Aunque parezca ridículo solo terminas cuando llegas y nunca antes, si lo piensas, estás perdido.

Sigue Marisa pasándome con el coche y en el Km 150 me lo recuerda, sólo me quedan 30 Kmts. Fueron bastante duros; Pero de pronto, después de una cuesta donde adelanto a otro ciclista y por lo visto fuerzo mas de la cuenta, dos tirones enormes en los abductores me agarrotan las piernas por los muslos y no puedo pedalear. Un millón de cosas se me vinieron a la cabeza, Marisa, el hotel, mi madre, mis amigos... Tendría que seguir viviendo sin haber terminado el Ironman.

Fue horroroso, pero ese pensamiento sólo duró una fracción de segundo. Gracias a Dios, tengo el título de Patrón de Yate y de Socorrismo Acuático que en ese momento recordé. La primera premisa en cualquier situación de emergencia es “NO PANIC”, tranquilidad y evaluación de la situación. Entonces me paré, solté la bici, y me puse a estirar, de cuclillas, primero una pierna y luego otra, ya no pensaba en nada, el dolor se estaba yendo y me encontraba mejor. Sólo ha sido un aviso para que no vaya tan rápido... Así que sigo esa máxima y con un desarrollo muy suave reinicio la marcha, deben quedar 20 ó 25 Kmts. y hay que conseguirlos. Vuelvo a ver a Marisa pero no le digo nada y sigo, es bajada, por lo que aprovecho para beber y tomar un líquido que tenía para evitar el ácido láctico que posiblemente fuese la causa del agarrotamiento.

Sabe muy mal, pero creo que fue efectivo.

Veo el letrero de 160, llegamos a Mancha Blanca y de nuevo para arriba; parecía que no llegaba nunca.....

Al llegar a la circunvalación nos dan un rodeo por la autovía y de nuevo tenemos el viento en contra, pero ya tenía que quedar poco, aunque estaba un poco desorientado en esa zona hasta que llego a la Avenida de las Playas y veo que ya hay gente corriendo. Por fin voy a bajarme de la bici, creo que mi trasero lo va a agradecer y mi espalda también....

Al llegar a la zona de transición veo el cartel que marcaba los ¡¡¡180 Kmts.!!!, ya me bajo de la bici y un voluntario la coge y se la lleva. Toca la transición para correr, primero tengo que ir al baño, tranquilo, no hay prisa; luego me siento, cojo mi bolsa y me quito los zapatos de bici, es como cuando te quitas unas botas de esquiar, una sensación estupenda, y ahora las zapatillas de correr, parece que flotas...

Mientras tanto me están poniendo otra vez crema para el sol en la espalda y es tal la cara de gusto que pongo, que la niña me dice que espere un segundo, que me va a dar un masaje rápido. Me levanto y oigo un clamor enorme y los gritos del público justo cuando estoy saliendo. Me cruzo con Peter Sandvang ,el ganador, con 8h 42’, que entraba en meta en ese momento. No me preocupa e incluso le aplaudo al pasar por su lado, pero enseguida me concentro para afrontar la parte mas dura de la carrera, la maratón. Tenía que hacer una primera vuelta para ver cómo me encontraba y esa era la técnica que pensaba emplear. Pensar en esa primera vuelta nada mas, 10 Kmts., ya los he hecho muchas veces, al acabarlos veremos que pasa.

Cuando llevo 5 Kmts. veo que puedo correr sin parar y decido hacerlo así toda la carrera, no quiero parar , ni andar y ni siquiera en los avituallamientos debo pararme para beber. Veo a César, mi entrenador de correr, y me dice que no coma nada, sólo el gel energético en cada vuelta y que tengo que beber agua en todos los avituallamientos y así lo hago.

Sigo entonces con ritmo pero noto un fuerte dolor en ambos costados al respirar, parece flato pero no lo es, como voy bien de piernas me concentro en respirar con buen ritmo y mover bien los brazos. Alcanzo una velocidad de unos 6` por Km., velocidad de marcha, pero parece que me va bien e intento no abandonarla nunca.

Hay gente animándome, veo de nuevo a Marisa pero la sensación de alegría ya no es como antes, incluso te molesta que te sigan o que te digan cualquier cosa. Todo el mundo te pregunta si vas bien.....!Vaya pregunta mas tonta ¡, ¡Pues claro que no, o qué te crees.....¡. Sólo Pedro y César me decían lo bien que iba, ellos no preguntaban, pero esta vez no me lo creí tanto, la verdad es que iba sufriendo....

Comienzo la tercera vuelta y la cosa empeora, no sé a qué recurrir, se me viene encima el muro de los 30; tengo que hacer algo, no puedo parar, ahora no, y no sé cómo, me parecía que estaba soñando, no podía ser, no podía estar tan cansado y no pararme, parecía que alguna fuerza divina, terrestre o lo que fuera tiraba de la visera de la gorra y me hacía avanzar paso a paso, con la respiración entrecortada y dando pequeños quejidos de dolor al final de cada exhalación. Era un sueño, o una pesadilla, pero no parecía real. Recurrí al sistema de no acabar la carrera hasta llegar a la meta como dije antes. Seguía en el IRONMAN, me quedaban dos vueltas y había una posibilidad mas que visible de acabar, podía acabar, sin haberme parado. Pensé que no podía estar mas cansado, era imposible y, si estaba igual de cansado que en la primera vuelta, las que quedaban también las podía hacer. Seguía y seguía cuando de pronto, Pedro me dijo que tenía fuerza y que lo iba a conseguir sobre las 13 horas, ese era mi tiempo. Aún me quedaba la última vuelta que suponía una hora más, pero... ¿había hecho ya 12 horas?, no era posible y si lo era, no podía pararme. La última vuelta fue estupenda, porque el cansancio era tal que no sentía nada y entonces supe que lo iba a conseguir sin haberme parado ni una sola vez.

Ya estoy a 200 mts. de la meta y por fin con el collar rojo de la última vuelta. Mis ojos ven el final, la meta, y la banda esperándome, es increíble. La sonrisa brota espontáneamente, sigo sin fuerzas pero puedo, a duras penas, porque llevaba los brazos con tirones, dar la mano a mucha gente del público mientras pasaba; los voluntarios con las banderas me saludaban como en la final de una carrera de motos, parecía exactamente que era el primero en llegar....

Es la sensación mas extraña, agradable y sui géneris que puede existir, llego a la meta ¡¡¡¡13h. 18’ 55’’!!!!. Me paro, saludo al director de carrera y me dice que detrás está mi mujer, me vuelvo para abrazarla y, con las piernas temblando, me pongo a llorar. Soy feliz, he acabado, no me lo creo... ¡¡¡¡Por fin soy un IRONMAN!!!!, ahora puedo seguir viviendo....

De ahí al suero, luego al masaje y una tiritona infernal me invade todo el cuerpo, con mucha fiebre, pero muy muy feliz.

Este ha sido el relato de un día inolvidable y que quedara para mi historia. Solo me queda dar las gracias.

Especialmente a Marisa, mi mujer, por aguantarme todos los entrenamientos, los malos humores, las quejas e incertidumbres antes del evento y por el magnífico seguimiento y apoyo durante toda la carrera que ha sido digno del mejor coche de apoyo profesional del Tour de Francia.

A mis hijos, Rocío y Marino por soportar todo el día y sentirse orgullosos de verdad de su padre. A mi madre, por la energía que me envió que tiraba de la visera de la gorra.

A mis dos entrenadores César y Miguel Ángel, sin ellos no hubiera tenido la base que hace falta para empezar.

A José Alberto, por todos los spaguetti que me ha preparado y por su apoyo y atención el día de la carrera, el me dijo que sabía que lo haría bien (no recuerdo si le creí o no en aquel momento).

A mis amigos Pedro Gil, Eduardo Alvarez y la familia Shelton que me fueron animando en muchos puntos del recorrido.

A Jürgen y Ana, por los brownies y por su apoyo.

A Isabel, que se llevó hasta a su novio y le hizo aguantar toda la carrera.

A Fernando Gazca (Doctor) que fue dando las ultimas noticias, mientras todos me esperaban.

Y, por supuesto, a la Virgen del Rocío, que estuvo toda la prueba conmigo y viajó en el cajetín de la bicicleta.

A todos muchas gracias y quien sabe.....

HASTA EL AÑO QUE VIENE

Marino Orlandi – Dorsal 649
Tiempo 13h 18´ 55´´ Puesto: 434 (de la General)


Total inscritos 814
Total llegados 655

domingo, 3 de agosto de 2008

Coincidencia????


este pertenece a un producto de GNC, IRONCHEL 18, coincidencia o estoy dedicado la fabricación de de pichicata, jajajajaja

sábado, 2 de agosto de 2008

“Y NOSOTROS QUE NOS ACHACAMOS POR WEAS”










El de la foto? Marc Herremans, fiero triatleta belga de larga distancia. Finalista de varios Ironman, se perfilaba como un grande del largo aliento. Ídolo en su país, ya comenzaba a ser leyenda.
Un día, mientras pedaleaba, solo y tranquilo en alguna carretera, un camión lo atropelló. Se le seccionó la médula espinal y perdió para siempre el movimiento y la sensibilidad del pecho hacia inferior. Nadie lo podía creer. Y él tampoco.

Entró en una profunda depresión, al punto de confesar que su sueño hubiera sido que ese camión lo hubiera matado; estar confinado a una silla de ruedas era lo mas humillante de su vida. La pena y lástima hacia sí mismo lo mataba. Un día podía correr 50km en 3 horas, al otro se defecaba porque no era capaz de controlar esfínteres. Desapareció de la luz pública.

Años después, transformó toda la pena y rabia interna en motivación. Se propuso ser mejor que antes, y con dos piernas menos. Entrenó, en soledad, las tres disciplinas, y para sorpresa de la gente, corrió; y cómo ?
Nadaba con unos flotadores en las rodillas
Pedaleaba con las manos (como en la foto)
Corría en silla de ruedas

Estamos hablando de nadar 3.8km, pedalear 180km, y correr 42km.

Ha corrido y finalizado varios Ironman, incluyendo Lanzarote y el mítico Ironman de Hawaii.
El verlo correr, no genera en absoluto lástima, sino una admiración asombrosa. Ha sido motivación para cientos de minusválidos a superarse y a salir adelante…

“Y NOSOTROS QUE NOS ACHACAMOS POR WEAS”

Creado por SOLIDO Quintas

Pedalee como Armstrong










El entrenador del ciclista más famoso del mundo comparte sus consejos para pedalear. Pero además, estas técnicas ayudan a incrementar las reservas de energía y activan la quema de grasas.

Seguramente los ves cada sábado a la mañana. Ciclistas en grupos de diez, veinte o más, con anteojos que parecen ojos de insecto, vestuario combinado de pies a cabeza y, por supuesto, las piernas debidamente afeitadas. Tal escenario, lejos de ser una actividad deportiva, parece una exhibición de moda.
Peor no te dejes engañar por la indumentaria, pues el ciclismo es un auténtico consumidor de calorías. Comienza a pedalear y quemarás entre 400 y 1000 calorías cada hora, dependiendo de tu tamaño y esfuerzo. Si bien esta disciplina no reducirá la grasa con tanta rapidez como correr, no podrás en riesgo piernas y tobillos sobre una bicicleta.
Y no es necesario montar con un enjambre de ciclistas en perfecta formación; el ciclismo es una búsqueda, más bien, individual. Y si deseas energizarte, también es una excelente manera de realizar una sesión de cardio en escenario natural. Incluso, practicar en una bicicleta fija (por media hora unas tres o cuatro veces a la semana) te ayudará a quemar grasas.

Un ejemplo a seguir

Mientras más eficiente sea tu práctica de ciclismo, mejor ejercitación lograrás. Para obtener el mejor asesoramiento, acudimos a Chirs Carmichael, entrenador de Lance Armstrong, el primer ciclista del mundo y una leyenda viviente. Armstrong luchó contra el cáncer testicular que había invadido también su abdomen y cerebro, se recuperó totalmente y emergiócomo un doble campeón de uno de los eventos deportivos más prestigiosos –y arduos-del mundo- el Tour de France.
Este extraordinario atleta se vio obligado a adoptar un programa de entrenamiento concebido según sus débiles condiciones físicas mientras se recuperaba, por lo cual concibió un nuevo sistema, que echa por tierra el conocido mantra de "sin dolor no hay provecho". ¿Qué logró? Pues evolucionar hasta convertirse en uno de los más grandes ciclistas en la historia de ese deporte.
En 1999, Carmichael, quien también es un renombrado ciclista (fue miembro del equipo de ciclismo de los Estados Unidos en la Olimpiadas de 1984 y participó en el Tour de France) fundó la compañía Carmichael Training Systems.
Utilizando los métodos que perfeccionara con Armstrong, trabaja con importantes atletas –entre ellos Peter Reid, campeón del triatlón, Ironman de Hawai de 1998 y 2000-. También entrena a personas comunes y corrientes, en diferentes disciplinas, desde la mecánica del pedaléo hasta la pérdida de grasa. Su centro está en uno de los campos de entrenamiento en el sur de California. Aquí algunos detalles de las claves para el éxito.

Los nuevos mandamientos

Con dolor, no hay provecho. Mientras Armstrong estaba en proceso de recuperación, no podía ejercitar fuerte, por lo que Carmichael lo instó a reducir su intensidad, un método del cual todos debemos aprender. "La mayoría de las personas tiende a ejercitar con demasiada intensidad y con demasiada frecuencia", dice Carmichael. Pero no deben realizarse más de tres sesiones serias por semana. "Eso es todo lo que el cuerpo puede soportar y a lo que puede adapatarse", prosigue el entrenador. Pero ¿qué es en realidad un día de entrenamiento serio? Cuando practicas ciclismo por dos horas o más. O cuando vas a un paso que no te permite establecer cómodamente una conversación.

Aumenta la cadencia de pedaleo. Durante la vuelta de Armstrong a la actividad, Carmichael descubrió que, aunque Lance no tenía la fuerza muscular para mantenerse constantemente en la mayor velocidad, podía ser más eficiente y evitar la creación de ácido láctico mediante una cadencia más rápida en una velocidad más llevadera. "La mayoría de los ciclistas piensa que mientras más velocidad alcance, más fuerza tendrá. Pero eso es falso, porque hacer tal cosa se asemeja a conducir un auto en cuarta velocidad a 45 km por hora. Sólo lleva al estancamiento y a muy pocos resultados en el desarrollo del sistema cardiorespiratorio", dice Carmichael. Cuenta tus golpes de pedal durante 15 segundos, luego mutiplícalos por cuatro. En vía asfaltada y con una bicicleta de ruta, debes pedalear entre 90 y 95 rpm. En las lomas, las rpm deben ser de 75 a 80. En una bicicleta de montaña, las rpm dependen del terreno "es difícil prescribir una cadencia" afirma el entrenador, pero añade que los que montan este tipo de bicicleta pueden utilizar una ruta para hacer entrenamiento cruzado en vía asfaltada lo cual se traducirá en una mayor cadencia en camino irregular.Moraleja: mantén cadencia y podrás sostener mejor las energías todo el viaje con lo cual irás más lejos y quemarás más calorías.


Quédate sentado. "Mantenete en el asiento todo lo que puedas", aconseja Carmichale. Salirse del mismo hace trabajar más el cuerpo y aumenta el consumo de oxígeno, por lo que se usa más energía. Con eso se quemarán más calorías –algo bueno para quemar grasas- pero si exageras, te cansarás con más rapidez comprometiendo así tu capacidad para quemar energías en mayores tiempos. Levántate del asiento sólo cuando se necesita un impulso extra para llegar a la cima de una elevación escarpada, o periódicamente, cuando necesitas darle un descanso a los cuadríceps, tendones y espalda.

Recorre más distancia. Los recorridos largos (de dos o tres horas) a menor intensidad, elevan la resistencia, según Carmichael. Las sesiones de mayor duración estimulan encimas de metabolización muscular, así como el tamaño y cantidad de mitocondrias en las células musculares, y la eficiencia en consumo de grasas. Como resultado, el organismo se adapta a sesiones más prolongadas.

Aumenta la velocidad. Incrementa tu velocidad haciendo intervalos cortos y rápidos semanales en terreno plano con una proporción limitada de recuperación, aconseja el entrenador. Luego de un calentamiento de 15 a 20 minutos, imprime gran velocidad por 45 segundos. Y realiza una recuperación fácil de 45 segundos. Luego vuelve a pedalear duro por 30 segundos con igual tiempo de recuperación, seguido por 15 segundos de pedaleo fuerte. Finalmente toma un descanso de cinco minutos. Haz todo el procedimiento tres veces, manteniendo una cadencia alta. Por encima de las 100 rpm. De esa manera reclutarás fibras musculares de contracción rápida y harás trabajar los músculos para que se contraigan con mayor rapidez y fuerza. También elevarás la capacidad del organismo de oxigenar los músculos, con lo cual trabajarás eficientemente a mayores velocidades.

Busca un equilibrio. Carmichael piensa que la ejercitación física sólo puede ofrecer la mitad de lo que se necesita para alcanzar la mejor forma. "El establecimiento de objetivos es vital. Eso te hace más comprometido con lo que haces", dice. Y concluye sabiamente, recalcando que es importante mantener un equilibrio en la vida.

Fuente: Mens Fitness