jueves, 11 de diciembre de 2008

El sueño de Raña


Quien piense que, en los tiempos que corren, ser profesional de un deporte significa someterse a las leyes del mercado y, por lo tanto, olvidarse de la pasión, que atienda a la historia de Iván Raña, el campeón del mundo de triatlón, quien, al cumplir los 29 años, ha decidido renunciar a la pompa, circunstancia y seguridad económica del alto estatus de que disfruta en su deporte para aventurarse en las peligrosas aguas del ciclismo a secas, en el que no tiene garantizados ni el éxito ni la recompensa económica. Quizás por ello, para dar gracias a Dios por permitirle lanzarse a la aventura o para solicitar al profeta su protección en el futuro, Raña, en compañía de sus nuevos compañeros, los ciclistas del Xacobeo de Álvaro Pino, comienza hoy en Roncesvalles el Camino de Santiago en bicicleta de montaña.

"Es el mayor reto de mi vida", dice el triatleta gallego, diploma olímpico, quinto, en Sidney 2000 y Pekín 2008; "un desafío más difícil que ganar el Mundial de triatlón". No, no está tan loco; no habla de ganar el Tour o la Vuelta, ni siquiera una etapa o una meta volante, sino de aguantar el ritmo del pelotón los primeros días de competición, en febrero, en la Vuelta a Mallorca; de no descolgarse a los 50 kilómetros. "Me va a costar muchísimo, pero me gustan los desafíos. Y ser ciclista profesional es la ilusión de mi vida. Sueño con ello desde pequeño".

Para Raña, el ciclismo de carretera es un mito, una leyenda de batallas tácticas, ataques, estrategias, descensos suicidas, escapadas estratégicas, pelotón lanzado, que deja pequeño al triatlón. "Claro que me gusta ser competitivo y ganar, y con el triatlón lo conseguía, pero, tácticamente, no es un deporte que dé mucho de sí. Se trata de llegar más o menos igualado tras la bici y correr a pie más deprisa que nadie. Nada que ver con el ciclismo, que es una guerra excitante".

César Varela, su entrenador de toda la vida, así lo entendió y le animó a dar el paso, que se concretó durante una conversación en la Castellana, durante la última etapa de la pasada Vuelta, con Álvaro Pino. "El ser gallego me ha facilitado el paso", dice Raña; "el apoyo de la Xunta, que patrocina al equipo; de la conselleira, y el morbo que se ha creado, pues he dado en tres días más entrevistas que en toda mi carrera, me han permitido llegar a ciclista profesional sin pasar por aficionado. Así que tengo que demostrar que lo valgo". Otro triatleta famoso, aunque no tanto como Raña, llamado Lance Armstrong se especializó sólo en bici y ganó siete Tours. "Pero el ejemplo no vale", dice Raña; "a los 18 años, aún no te has desarrollado tanto como nadador o atleta como para que te pese en la bicicleta". "Fisiológicamente, Iván es tan fuerte como el mejor ciclista, pero el triatlón es un problema de equilibrio", explica Varela; "si quieres mejorar nadando, pierdes capacidad en ciclismo y en carrera a pie; si mejoras en bici, nadas menos; si corres más, pedaleas menos...".

"Pero que nadie piense que, habiendo sido campeón del mundo de triatlón, no me va a costar alcanzar un nivel medio en ciclismo. Este deporte es mucho más difícil que el otro", matiza Raña, quien ha firmado por un año con Pino, el curso post-olímpico, una temporada que los triatletas asocian con descenso de motivación, aunque a los seis meses evaluará si merece la pena seguir. "Porque no creo que el mejor ciclista vaya ahora y sea un gran triatleta... Son dos deportes tan diferentes... Y ya Jalabert lo ha podido comprobar. De todas formas, llegar a correr la Vuelta sería la leche", concluye.

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