martes, 21 de agosto de 2007

LAS LESIONES (copia del blog de Full runners)

Algunos se lesionan ignorando los consejos médicos o de su entrenador

La decisión de retornar a la práctica deportiva tras una lesión músculo- esquelética es, quizás, la más importante que pueda recaer en la vida de un atleta y de su equipo.
La decisión final, el "pase médico", como reza su nombre, recae en el o los especialistas que lo apoyan en su proceso. Su respuesta es muy importante, porque sienta las bases o precedentes de cómo se enfocarán futuros casos.

Aquí, el atleta y su equipo están enfrentados muchas veces al dilema de apurar su retorno a la competencia por la competencia misma y no por la salud del deportista. Ello porque éste, lesionado, no es un enfermo cualquiera, sino que el protagonista de un juego o disciplina donde muchas veces su participación es crucial, sobre todo en el ámbito profesional y cuando los resultados involucran mucho dinero.

Estamos entonces frente a los "gladiadores modernos", donde el criterio de participación no pasa sólo por su estado de salud, y entramos en una faceta que no cae bajo el rótulo de dopaje, pero que resulta en el uso de una preparación química o física, en fin, ergogénica, para sacar adelante, sin un criterio de sanación, al deportista en competencia. "Inyécteme no más..." o "inyéctelo no más..." son las frases a modo de ruego en algunos casos para mitigar aquel dolor en una rodilla que impide jugar el partido final de un torneo, por ejemplo.

Esto sirve para ilustrar que pesa en esta decisión también la motivación del deportista, que no quiere quedar fuera, y no sólo la presión del medio.
En el clima médico legal de los países desarrollados -deportivamente hablando- estas decisiones pueden tener muchos alcances y ramificaciones. Desde el punto de vista médico-deportivo, es sabio entonces considerar todo el proceso proactivamente, y con claridad indicar a todos los involucrados cuál será el proceso para determinar la respuesta a la pregunta si el atleta puede o no jugar.

La respuesta fundamental debe considerar el hecho de retornar a la competencia sin una recuperación total, en virtud de la importancia del juego, sin que esto acarree el riesgo de un recrudecimiento tal de la lesión que pueda hacerse crónica o invalidante.
Así, los criterios de retorno a la competencia tras una lesión son fundamentales porque ponen en la balanza la ética -medida en el cuidado del deportista- versus la ambición deportiva, y su morbilidad, es decir, el riesgo a enfermar.

Cada año, cientos de deportistas recreacionales o competitivos se lesionan en su práctica. Algunos lo hacen inesperadamente, sin haberse hecho un chequeo médico jamás. Algunos se lesionan ignorando los consejos médicos o de su entrenador. Lamentablemente, algunos se lesionan aún contando con un pase médico.

Sin embargo, no por esto el consejo médico-técnico deja de ser fundamental. Como elemento preventivo, los exámenes médico-deportivos de rutina han demostrado su eficacia, disminuyendo la casuística de morbilidad y mortalidad.
Tales exámenes representan un campo importante de profilaxis en cualquier población de deportistas asociados a un equipo médico. Las lesiones muestran un perfil específico asociado a cada deporte. Con esta información, el médico debe permear al equipo del deportista y prepararlo, determinando protocolos de examen y tratamiento de las lesiones asociadas a una disciplina en particular.

En general, los criterios de retorno a la participación deportiva tras una lesión se discuten, pero en particular, no son regulados formalmente.
Los principios básicos de retorno a la participación, relativo a todo tipo de situaciones, independientemente del deporte o del nivel de competición, son simples y deben ser responsabilidad del médico del equipo:

1) El estado de función cardiovascular y músculo-esquelético debe ser evaluado hasta que se determine el nivel adecuado para soportar los rigores de la actividad deportiva. Si hay datos previos medibles, como VO2 máxima, se debe intentar llegar a niveles similares.

2) Todos los defectos preexistentes y las condiciones predisponentes a lesión deben ser descubiertos y corregidos, sobre todo en su componente biomecánico.

3) El nivel de competición debe ser apropiado para el nivel físico y de maduración psicológica.

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